
El ajenjo es una planta de hojas verdes, tallos plateados verdosos o blancos lisos y flores de color amarillo pálido o brillante. Sus flores son tubiformes y se ensamblan en cabezuelas curvilíneas inclinadas hacia abajo. La floración comienza desde principios de verano hasta mediados de otoño. Germina de forma natural en terreno seco, accidentado, en laderas y campos inestables o a la vera del camino. Si bien es originario de Europa, el ajenjo crece en todo el mundo, incluidas partes de América del Sur, Asia, Estados Unidos y África.
El aceite extraído de estas hierbas tiene muchos beneficios para la salud, incluido el control del dolor, la reducción de la inflamación y la mejora de la salud digestiva. De hecho también es conocido como «hierba santa» por muchas culturas, debido a todas estas capacidades curativas. Incluso llego a utilizarse para combatir la lepra.
Se utilizó como ingrediente principal del licor de absenta, al que se refiere el nombre absinthium. Alguna vez se creyó que la actividad psicotrópica y la toxicidad de la absenta se debían al contenido de tuyona o tujona. Sin embargo, el análisis moderno ha demostrado que solo estaban presentes cantidades mínimas de este compuesto, y probablemente los efectos pueden deberse a los adulterantes de cobre y antimonio, así como al alto contenido de etanol.

Ajenjo, principal ingrediente del vermut
La regla de oro que todo vermut debe cumplir es incluir un 75% de vino y entre sus botánicos y especias no puede faltar el ajenjo. De hecho, vermut viene del alemán wermut, que no es otro que ajenjo en alemán. A partir de esta base, hay infinitas recetas para hacer vermut, con distintas combinaciones y proporciones de hierbas y especias.
Aunque el ajenjo es la hierba principal en la elaboración del vermut es recomendable ser prudente con la cantidad que incorporamos al vino para no pasarnos de amargor. Para un litro de vino sería suficiente con utilizar media cucharada sopera de esta fantástica hierba.